Una visita al interior
QiGong interno o NeiGong.
El QiGong interno o NeiGong trabaja con la estructura energética, con las emociones que afectan a órganos internos procurando la apertura y desbloqueo de meridianos o canales por los que fluye el Qi y los centros de energía inmensurables, como los chacras hinduistas, los DanTian de la Medicina Tradicional China u otros puntos de conexión con el Yo superior que podemos encontrar también en el sufismo o la cábala judía. Al Trabajo energético externo, del cual ya hablamos anteriormente, se le denomina WeiGong.
Esta práctica interna tiene una gran repercusión en la eliminación de las emociones negativas que afectan a los órganos internos y el cultivo del Qi para nutrir esos órganos, mejorando así su salud, es decir el equilibrio físico, emocional y espiritual. El propósito más trascendental es permitir al individuo convertirse en uno con el Cielo y la Tierra , la integración del Tao.
El puño de la mente
Las posturas marciales adoptadas en la práctica del NeiGong, como las que veremos en el ejemplo del Yi Quan, son posiciones pasivas que representan arquetipos y que desarrollan unas determinadas prácticas meditativas y de auto-observación al tiempo que fortalecemos el cuerpo físico acompañando un suave trabajo de respiración, concentración y visualización.
El Yi Quan es un arte marcial interno con características tanto meditativas como terapéuticas, potenciando la energía interna Qi de una manera fascinante, siendo considerado como el corazón de los estilos internos.
La estimulación de los sentidos procura un estado de alerta completo en donde la unificación del cuerpo y la mente alcanzan su máximo exponente. Las cualidades del Yi Quan no están indicadas tan solo al beneficio de la salud, sino que son capaces de desarrollar el Qi a través de un poderoso fluido de extraordinarias capacidades marciales.
Esta disciplina fue creada fue creada en 1940 por el maestro Wang Xiang Zhai (1885-1963), priorizando con ella lo primordial de la quietud ante el movimiento. Wang combinó la esencia de las artes marciales internas, simplificándolo en un sistema muy directo y efectivo. Un sistema que va directo al desarrollo del poder interno, sin perder tiempo en otros irrelevantes movimientos.
Relajación e intención
Se trata de prestar atención a las situaciones imaginarias de estas posiciones arquetípicas, para que la intención se encuentre alerta y con un espíritu elevado. Este tipo de entrenamiento de mental potencia el Qi ante la lucha o ante cualquier otra adversidad.
La mirada debe de expresar calma y atención, desarrollando el espíritu o Shen.
Respecto a la respiración, debe ser natural.
El Yi Quan enfatiza la fuerza opuesta, es decir la contracción y expansión.
En la medicina preventiva, los ejercicios estáticos son una de las formas más adecuadas de ejercicio. A nivel mental, tan solo puedo recomendar encarecidamente su práctica y la auto-observación que podemos realizar de ello, ya que con ejercicios tan conocidos como los del Yi Quan, tanto estáticos como dinámicos o con los del Zhan Zhuang o Posición del Árbol, podrán parecer al principiante algo similar a una tortura, mientras que para el experimentado u observador, una dulce y placentera puerta al origen del vacío y la plenitud.
Práctica del Yi Quan estático
1. La lanza y el escudo. Mao Dum.
Eres un guerrero que con el brazo retrasado sostiene una lanza de madera, la sientes y te apoyas en ella.
Con el brazo adelantado aguantas un escudo, un protector utensilio del tamaño que consideres adecuado al inicio de la meditación.
Observa que los dedos que sostienen la lanza se dirigen al punto Nei Quan de la mano que sostiene el escudo, creando así una conexión mediante el flujo de Qi.
Con nuestra inhalación nos concentramos en nuestra intención y energía, con la exhalación expandimos el Qi.
El movimiento es inexistente para nuestro entorno y es totalmente interno, en nuestro Shen.
Consideremos en nuestra meditación la actitud firme, estable y segura pero nunca agresiva del guerrero que reside en nuestro interior.
2. Tigre saltando de frente. Zhen Shen Pu Hu.
Con los brazos levantados, el tigre muestra sus garras hacia adelante, preparado para saltar y eso debe verse en nuestra mirada, en quien sepa leer en nuestro interior.
Recuerda que el movimiento es inexistente, aunque nuestros pensamientos en cada vez mayor calma se muevan como un ligero peso que pierde su flotabilidad, hundiéndose hacia el fondo y aposentando, afianzando y su actitud, esta es tenaz, voluntariosa como el tigre, nunca dejes que erróneamente te invada una imagen amenazante de ti mismo.
Inhalamos en nuestra intención y exhalamos al expandir nuestro Qi.
3. Tigre saltando de lado. Ce Shen Pu Hu.
Aunque pueda similar a la anterior, la mano atrasada adquiere una posición de defensa que en su interiorización nos puede recordar al escudo de nuestro guerrero, la otra garra del tigre, mostrándola no como el apoyo de una lanza pero si expectativa ante cualquier adversidad.
Las dos dirigen sutilmente sus puntos Lao Gong hacia el suelo, creando una conexión de nuestro Qi con la Tierra, fortaleciendo nuestras raíces que disiparan cualquier atisbo de agresividad. Inhalamos y exhalamos de la misma forma que la anterior de forma armónica a nuestro Shen.
4. Levantar al bebé. Tuo Ying.
Poco más enternecedor que el tierno abrazo a un recién nacido, pero nada más fuerte que la protección transmitida a este ser.
Podríamos imaginarnos sosteniendo a un personaje hipotético, aunque bien podríamos llevar nuestra intención hacia quien podríamos ser nosotros mismos, desde una nueva e interesante perspectiva.
La reflexión estimula la interconexión entre la batalla de los opuestos que reside en nuestra intención, la fuerza exterior y la suavidad interior que resulta del esfuerzo en nuestro trabajo corporal y el objetivo de nuestra actitud mental.
Nuestro brazo adelantado ligeramente extendido sujetando la frágil cabeza del bebé, con la muñeca girada hacia el interior, conectando Lao Gong con el DanTian medio, nuestro brazo contrario con palma hacia arriba sujetando su cuerpo y creando un flujo de Qi desde los dedos hasta el punto Tan Qi de nuestro brazo opuesto.
Nuestra mirada directa a sus ojos inicialmente sorprenda incluso al mismo arquetipo, pero poco a poco crearemos la conexión con él y aparece la calma, y con ella las respuestas. Inhalamos al contraer la intención y exhalamos para expandir el Qi, recordando que ninguno de estos conceptos es en esta práctica perceptible para el exterior. Tan solo para nuestro Shen.
5. Dia y noche. Zi Wu.
Con el tronco girado hacia un lado, una mano levantada nos protege de la luz del Sol y con dorso de la contraria sobre las lumbares, mostrándose hacia la parte inferior, la oculta.
Una connotación clara hacia la búsqueda de la conexión entre el Cielo y la Tierra mediante el flujo de Qi de los puntos Lao Gong de nuestras manos y a través de nuestro punto Ming Men, en la espalda, hacia la noche y la oscuridad. Dualidad, oposición y relación al unísono. Inhalamos en la intención y exhalamos en la conexión.
6. El Arhat llevando el incensario. Luohan Bao Ding.
Representamos ahora al budista que alcanza el verdadero conocimiento y carga con la ofrenda en un generoso recipiente. Los dedos crean una conexión de Qi cerrando un circuito microcósmico provocado con la posición Zhan Zhuang.
Este inesperado satori no ofuscará un profundo trabajo de humildad y el olor del sándalo quemado avivará el recuerdo de la muerte, de la transformación alquímica padecida como hombres y renacidos como Arhat.
Inhalamos la sabiduría del perfume en nuestra intención, exhalamos a nuestro entorno expandiendo el conocimiento.
7. Empujar el molino. Tui Mo.
Enraizados en la Tierra, nuestro Qi se mantiene en los puntos Lao Gong hacia adelante, con Shen en el horizonte, en la perseverancia, el esfuerzo y trabajo del molino.
Constancia, de una forma ininterrumpida con una inhalación interior que concentra el Qi en la intención y exhalamos lentamente, expandiendo los vectores del Qi hacia el espíritu de nuestra reflexión.
8. El águila extiende las alas. Da Peng Zhan Chi.
Los brazos alzados por encima de los hombros, con las palmas hacia arriba y adelante. Nuestra mirada al horizonte y adoptaremos el espíritu del águila. Inhalamos y visualizamos un pequeño Sol dorado en el DanTian Medio, imaginando en cada exhalación como su luz se expande por todo el cuerpo.
A medida que avanzamos en el ejercicio nuestras piernas alcanzan el centro de la tierra y creamos así una conexión con el Cielo, mediante el haz de luz proveniente de la Estrella Polar. Estamos unidos y alineados con el Cosmos. Desde aquí arriba, el águila lo aprecia ahora todo con claridad.
9. La libélula planea sobre el agua. Qing Ting Dian Shui.
Nuestros puntos Lao Gong siguen siendo nuestros aliados para la conexión de la intención con la expansión, en equilibrio al reconocer Yin y Yang. Mantenemos alzada una mano a la altura de los ojos, mirando hacia arriba como las alas de una libélula, la otra en conexión con la superficie del estanque dorado por el que planea en total armonía con los opuestos.
Arriba y abajo, una vez más el flujo de Qi nos conecta con el Cielo y la Tierra, cada vez más en el avance de la reflexión acorde a nuestra respiración.
10. Flotando por encima de la nube. Fo Yuan.
Este ejercicio es el único de esta serie que implica un sutil y casi inapreciable movimiento para movilizar el Qi por todo el cuerpo.
Debería de tratarse de un movimiento involuntario, aunque podemos inducirlo levemente repartiendo el peso entre las extremidades. Nuestras manos a la altura del DanTian, una más adelantada que otra y creando casi inapreciable movimientos en espiral de forma horizontal. Movimiento, inhalación y exhalación, intención y expansión del Qi es ahora un maravilloso conjunto en armonía con nuestro Shen, ya que los instrumentos de esta orquesta se encuentran debidamente afinados.
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