Esta prácitca hace alusión a las piezas de un brocado de seda, tratándose de un lujoso tejido y haciendo referencia a que la práctica de estos ocho ejercicios es capaz de cambiar el interior del cuerpo por algo tan maravilloso como el bordado más fino de oro.
Se trata de una forma de QiGong externo o WeiGong donde la energía se adquiere en el exterior mediante el movimiento de brazos, cintura y desbloqueando las articulaciones, fortaleciendo los tendones y consecuentemente el estiramiento de meridianos, con el objetivo de activar la circulación del Qi y nutriendo así los órganos internos.
Los ejercicios de las Ocho Joyas de Seda u Ocho Piezas del Brocado, en términos occidentales se considerarían básicamente como un conjunto de ejercicios gimnásticos en los que se realizan estiramientos suaves, pero realmente estamos hablando de una confluencia de técnicas corporales, mentales y de visualización que procuran una alquimia interna generadora tanto de un beneficio físico como espiritual.
Iniciaremos la secuencia desde la posición Wu Ji y realizando la apertura del Bagua tal y como se indica en el vídeo de soporte. Al finalizar la práctica recogeremos la energía o Qi colocando las manos sobre el DanTian medio con el sello de Xiu Lian.
1. Sostener el Cielo con las dos manos
Con el cuerpo erguido, las dos manos ascienden al unísono y por delante del cuerpo, fijándonos en ellas y alzándolas por encima de la cabeza. Estirando todo el cuerpo y los brazos con las palmas giradas ahora hacia arriba, inhalaremos con profundidad en este punto para bajarlas de nuevo lentamente al tiempo que expulsamos, poco a poco, el aire de nuestros pulmones.
Con este primer movimiento del Ba Duan Jin regulamos los Tres Hogares o Triple Calentador, es el denominado San Jiao y en el cual no encontraremos equivalencia en la anatomía occidental, puesto que es el encargado de coordinar la transformación y transporte de la energía, del Qi.
Con este ejercicio estiramos los meridianos de las extremidades, así como la caja torácica y los músculos de la espalda. Nos ayuda a centrarnos, acercándonos con facilidad a la calma y la serenidad.
2. Apuntar al halcón con el arco tensado
Para este ejercicio los pies se separan un poco más y las rodillas se flexionan en una postura denominada “montar a caballo” o Ma Bu.
La espalda se encuentra vertical, girando la cintura relajada hacia un lado al tiempo que simulamos apuntar con un arco y una flecha hacia un punto imaginario en el horizonte. Tensaremos este arco imaginario mientras llevamos nuestra intención hasta los dedos índice y pulgar; recuerda que la denominación metafórica de apuntar al halcón o al ojo del halcón nos recuerda el llevar nuestra intención y espíritu no hacia el exterior, sino a un punto muy concreto, en el momento que apuntamos, a la conexión entre los meridianos de pulmón e intestino grueso que conocerás más adelante.
Al mismo tiempo, el otro brazo tira con el codo hacia atrás extendiendo el tórax mientras inhalamos. A continuación simulamos soltar la flecha, relajando la extensión, exhalando y volviendo a la posición original, siempre de forma acompasada y realizando el movimiento con fluidez, procurando entre cada ejercicio una transición suave y de movimientos circulares.
Repetiremos el mismo movimiento hacia el lado contrario.
Con este ejercicio, además de estimular y fortalecer las funciones del pulmón e intestino grueso, mejoramos la coordinación y trabajamos la lateralidad. Este segundo movimiento del Ba Duan Jin procura alejarnos de la pena y la depresión, aportando valor, franqueza y justicia.
3. Separar el Cielo y la Tierra
Colocaremos las palmas en forma de mantener unaeEsfera delante de nuestro DanTian inferior y desde este centro, desplazaremos una palma hacia el cielo, empujando con suavidad hacia arriba.
Al mismo tiempo, de forma totalmente sincronizada, desplazaremos la otra palma hacia abajo, hacia la Tierra y toda la parte anterior del cuerpo quedará estirada.
La mirada la dirigiremos hacia el lado de la mano que baja e inhalaremos profundamente en este movimiento.
A continuación y siempre de forma ininterrumpida, las manos vuelven al origen, al centro mientras realizamos una exhalación lenta, encadenando el movimiento hacia el lado contrario.
Este ejercicio regula las funciones del bazo, páncreas y estómago, drenando el Qi estancado en ellos.
Cuando estiramos una mano hacia arriba y la otra hacia abajo al mismo tiempo y relajamos a continuación este movimiento activamos el tejido conjuntivo hacia las diagonales, lo que proporciona un suave masaje sobre los órganos que están situados en el centro de nuestro cuerpo.
Separar el Cielo de la Tierra nos ayuda a alejarnos de la ansiedad y los bloqueos, cultivando la compasión, la empatía y desarrollando la tolerancia.
4. Volver la vista atrás o ver alejarse las 5 enfermedades y las 7 pasiones
Deberemos tratar de girar la cabeza hacia un lado y hacia el otro, intentando llegar lo más atrás posible, incluso continuando el movimiento con los ojos.
Iniciaremos el movimiento con la cintura y una vez posicionados claramente hacia un lateral proseguiremos girando con suavidad el cuello. Llegado este punto, siempre lentamente y sin interrupciones, dirigiremos la vista unos grados más hacia atrás y realizaremos una inhalación, exhalando a continuación muy lentamente mientras retrocedemos el camino hasta quedarnos de nuevo mirando hacia el centro.
Diferentes versiones nos indican que las manos pueden estar ligeramente entreabiertas por delante del cuerpo, con los brazos relajados, o bien abriendo ligeramente los brazos hacia los lados con las palmas hacia adelante.
Las 5 enfermedades a las que hacíamos mención se refieren a las posibles dolencias de las 5 funciones orgánicas principales y que pueden verse así mismas perjudicadas por el exceso de las 5 energías climáticas (viento, calor, humedad, sequedad, frío) y las 7 pasiones: cólera, alegría excesiva, pena, tristeza, desespero, temor y pánico.
Con el movimiento que realizamos en este ejercicio al torsionar el cuello, masajeamos y estimulamos la zona cervical y al globo ocular.
Este alivia el dolor de cabeza y armoniza los meridianos del hígado y la vesícula, alejando la energía perversa retenida en ese lugar a través de la mirada. Es notablemente calmante, serenando y apaciguando el carácter, por lo que es indicado para combatir el nerviosismo y los estados de alteración mental.
5. Oscilar la cabeza y balancear el torso.
Tras colocarnos en la posición Ma Bu o montar a caballo, el cuerpo bascula flexionado de una a otra diagonal, apoyando las manos encima encima de la cintura como puedes ver en la imágenes de abajo. Oscilamos cambiando el peso y llevando la palma de la mano sobre el horizonte de un lado a otro, para finalizar el giro con una flexión y un ligero empuje.
En la acción Yang o empuje realizamos la inhalación, expulsando el aire lentamente mientras giramos hacia el lado contrario.
Este ejercicio oscilatorio renovará el aire estancado en los pulmones y aliviará el estrés, la ansiedad y la angustia. Nos libera el Qi estancado en el meridiano del corazón y estabiliza los cambios de humor, permitiendo entrar la compasión y evitando así el odio, los celos, el orgullo y la envidia.
6. Tocar los pies con las manos.
En este movimiento, procuramos recorrer con nuestras manos el sentido de los canales energéticos de la vejiga y riñón, recogiendo el Qi del Cielo y concentrándose en el primer punto, concretamente en la comisura interna de los ojos.
Desde allí hacia atrás y hacia abajo por la espalda hasta alcanzar el dedo pequeño de los pies, en donde enlazaremos la ascensión por el meridiano del riñón, desde las planta de los pies y ayudándonos de la visualización hasta el pecho, ya que mientras nuestras manos se colocarán en las lumbares realizando un suave pero consciente masaje en esta zona de la espalda y riñones mientras nos estiramos con prudencia hacia atrás.
Este ejercicio actúa sobre los músculos de la cintura y la zona lumbar, con lo que fortaleceremos los riñones, la vejiga y sus meridianos. Fortalece el Qi del Riñón y la Vejiga y por tanto la voluntad, seguridad y confianza en las propias capacidades, así disolvemos miedos y fobias.
7. Cerrar los puños e inflamar la mirada.
En posición Ma Bu, o de montar a caballo, y con los puños vacíos (firmes aunque relajados y dejando un hueco en su interior) en las caderas visualizaremos un punto lejano ante nosotros, en el horizonte, para alzar un puño ante él y estirarlo al tiempo que inhalamos.
Nuestra mirada se torna viva en ese punto al tiempo que mantenemos un instante la respiración.
A continuación pasamos a exhalar con lentitud mientras recogemos el puño hacia su punto de origen, en nuestra cadera. Con la exhalación habremos ido relajando todo el cuerpo, especialmente el puño y la mirada.
Repetiremos el mismo ejercicio con el otro puño, sin dejar de mirar al punto imaginario en la lejanía.
Continuaremos efectuando la misma técnica pero esta vez visualizando el punto en el horizonte a cada uno de nuestros lados, finalizando con la mirada hacia adelante pero imaginando los puntos todavía en ambos lados, hacia donde dirigiremos, sin apartar la mirada, los puños que acabaremos recogiendo muy lentamente.
En versiones extendidas, además de extender ambos puños al mismo tiempo hacia adelante y los costados como puede observarse en el vídeo, también dirigimos los puños en paralelo hacia arriba y abajo por detrás de las rodillas.
Con este ejercicio equilibramos el Qi del hígado y la vesícula biliar, tonificamos la vista y eliminamos los excesos y bloqueos del hígado.
La tensión y relajación cada vez que mantenemos el puño en el horizonte refuerza los músculos y tendones, así como la mandíbula y los dientes.
El séptimo ejercicio del Ba Duan Jin nos calma el nerviosismo y atenúa la ira, la rabia y la frustración, liberando enfados o mal humor repentino y acercándonos a la amabilidad y el buen humor.
8. Elevarse sobre las puntas de los pies
También se conoce con el nombre de Siete Saltos.
Con la espalda erguida y los pies juntos, alzaremos nuestro cuerpo levantando los talones del suelo, estirándonos hacia arriba e inhalando y procurando mantener las puntas de los pies en el mismo lugar.
Al bajar, dejaremos caer todo el cuerpo, de forma natural y distensa si perder la verticalidad al tiempo que exhalamos todo el aire. Es importante en la caída no golpear en el suelo con los talones, procurando retener el movimiento antes y provocando así la vibración interna carente de brusquedades físicas. Este ejercicio se repite siete veces.
Con esta técnica equilibramos la energía de todos nuestros órganos, pues con el rebote se procura transmitir el Qi por todo nuestro interior evitando las 100 enfermedades, reajustando el nivel general de energía en todas las zonas de almacenamiento. Es una forma de recoger los beneficios de los anteriores ejercicios. La tonificación es general, aumentando el riego sanguíneo y preparándonos para la acción.
Realizaremos en todos los ejercicios que requieren repeticiones (números 1, 2, 3, 4, 6) series de 3, 9 o 18 movimientos, dependiendo del tiempo que podamos emplear o la planificación de las sesiones. Desde el inicio hasta el final, con la posición de Wu Ji, recordaremos en todo momento los fundamentos de ésta y siendo conscientes del trabajo que estamos realizando, tanto a modo físico como emocional y energético. Mantendremos los pies enraizados y la corona apuntando hacia el cielo, reconociendo en todo momento el equilibrio a través del centro de gravedad situado en nuestro DanTian.
Te dejo un par de videos con algunas variantes en el estilo pero no en el objetivo fundamental.
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